Un vestido rojo, del que no sabemos casi nada, es el verdadero protagonista de esta película. Pero, ¿qué tendriamos que saber de un vestido? Pues en este caso lo mismo que de cualquier personaje de carne y hueso: sus motivaciones, objetivos e historia. ¡Pero es un vestido! Claro, pero no cualquier vestido: es un hermoso vestido de seda que a pesar de su talle 36 calza perfecto en cada cuerpo que lo viste, y se mueve por su cuenta, pareciendo estar obsesionado con destruir a todas las personas que lo poseen. Y si, sería básico para que la trama sea coherente entonces entender por qué hace lo que hace…pero Strickland nunca lo cuenta hasta el final (antes hay una especie de ritual que nos genera más dudas que respuestas) y sin embargo la propuesta funciona desde el minuto cero.
Comments