Shinsuke Sato ya ha adaptado varios mangas a la pantalla grande: Gantz, I Am a Hero, Death Note y Bleach, por ejemplo. En Inuyashiki toma la obra de Hiroya Oku en el que un sumiso y tímido padre de familia y un estudiante lleno de odio quedan expuestos a la caída de un meteorito que les otorga poderes. Mientras el hombre los utiliza para hacer el bien, el joven se dedica a hacer daño, diferencias que no demorarán en generar un enfrentamiento entre ambos que destruirá media cuidad. Una de las principales fortalezas de Inuyashiki, más allá de similitudes o diferencias con el manga, es que es una historia terriblemente profunda. No es un vacío enfrentamiento lleno de VFX, habla de los traumas, las inseguridades, el amor propio, el desprecio. Y cómo dos personas pueden reaccionar a los mismos desplantes desde dos perspectivas opuestas: construir vs. destruir.
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