Es innegable que DC manejaba algún tipo de herencia de la trilogía de Batman dirigida por Chris Nolan: alcanzaba niveles de (pretensión de) realismo y oscuridad que nunca terminaron de funcionar del todo bien. La imagen se puso más colorida con Aquaman (James Wan, 2018) pero la trama dejó bastante que desear. Hasta que alguien gritó ¡Shazam! y pegó un volantazo que agradecemos mucho.
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