Cada día más el cine apunta al entretenimiento puramente pasatista. Vuelos espaciales, explosiones, pretensión de profundidad snobista y un único pensamiento al salir de la sala de cine: Si comer pizza o empanadas. Por suerte hay aún valientes que se atreven a contar temas delicados y conmovedores, que se atreven a bucear en las oscuras aguas de la angustia humana (la cual muchas veces busca ser tapada con mero entretenimiento), que muestran una sensibilidad capaz de retratar los sentimientos más dolorosos del ser humano. Gonzalo Calzada es uno de ellos y Nocturna la prueba de que está bueno poner el freno en la vorágine diaria y enfrentarse a los temores propios desde un costado artístico.
Ulises (Pepe Soriano) está cerca de los 100 años y padece los deterioros propios de la edad, senilidad que entra en conflicto constante con su tenacidad y una fuerza de voluntad que lo empuja para seguir adelante, valiéndose por si mismo. Una noche, acompañado (¿o atormentado?) por su esposa Dalia (Marilú Marini), las cosas se salen de la normalidad en el edificio donde vive y todos los fantasmas que venía manteniendo a raya salen a la luz.
Noctura no es una película propiamente de terror, sino que se ancla en el drama incluyendo elementos fantásticos. Sin embargo, mete el dedo en la llaga en temas sensibles que, en mayor o menor medida, nos generan miedo a todos. Acompañamos a Ulises en el deterioro de sus sentidos, de su memoria, de su cuerpo. En la imposibilidad de diferenciar la realidad de las imágenes que su mente genera, o, mejor dicho, en la confusión entre lo tangible externo y sus propios pensamientos. La soledad lo envuelve y la muerte lo acecha, construyendo un gran suspenso en relación a lo que sucede, a lo que sucederá, dando la sensación que el gran enemigo de Ulises es el tiempo, en una batalla que todos sabemos perdida de antemano. Sin embargo, ese tiempo se resignifica de alguna manera en la relación que mantiene con su “yo-niño”, un vinculo fuerte que oficia tanto de salida como de refugio aunque el propio Ulises, en su confusión, no logra darse cuenta.
Hay dos elementos fundamentales en la puesta en escena que se destacan por sobre el resto: uno es algunos recursos de cámara, donde la imagen se ve empañada, fraccionada o reflejada, contribuyendo con la confusión general del asunto, dando cuenta de la presencia de un autor que conoce por completo todas las cartas que tiene y sabe cómo jugarlas. Luego, las actuaciones, con Soriano a la cabeza. Es muy valiente atreverse a jugar de esa manera con los miedos propios y otorgar una performance atrapante y emotiva. Se nota que dejó todo en la odisea de darle vida a Ulises y es un acto profundamente motivador: muchas veces a los 30, o 40 años pensamos que no tenemos nada para dar, y un día aparece Soriano, con más del doble de edad, y tira la cantidad de magia que tira en Nocturna. Todo un ejemplo.
Nocturna está disponible en varias salas, entre ellas el complejo Gaumont, y puede verse también en la plataforma Cine.ar. Nocturna lado B es un complemento grabado en 16 mm que muestra la misma historia desde otro punto de vista (que no quiero spoilear porque a mi me lo spoilearon y no da). Además, la novela también firmada por Calzada fue editada por el colectivo De la fosa y si, también está buenísima.
Ya saben, aprovechen que se viene un finde largo y destinen un rato de tiempo a tener una cita con el cine. O mejor dicho, a tener una cita con ustedes mismos.
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