Mi plan original era asistir virtualmente a las dos jornadas del festival Sarmiento Sangriento que se desarrolló de forma online el 14 y 15 de noviembre pasados. Por esas cosas que pasan, sólo pude disfrutar del primero. Y esto claro que no anula mi intención: hacer un breve comentario sobre los cortos programados. Aquí vamos.
La jornada empezó con Casulos (Joel Caetano), corto brasilero que ubica a la protagonista sola en su casa, comunicándose por teléfono o a través de la TV con el mundo exterior. La cosa es que comienzan a caer unos meteoritos. Se la nota (ademas de fumada) perdida, desorientada. La protagonista acompaña con una expresiones faciales muy apropiadas y la banda de sonido la rompe. Mucho espíritu clase B, retoma todo ese imaginario de gore y monstruos relacionado con la ciencia ficción que tanto nos gusta. Me pareció muy divertido, de esos cortos que miras con una sonrisa. Seguimos con La cena (Max Torres), un microrelato de pocos segundos que alcanza y sobra para saber que eso que estas viendo, la preparacion de una cena, es algo más turbio y macabro que lo que parece a simple vista. Pocos planos, una sola locacion, una gran sintesis donde no sobra un solo fotograma. A continuación Orquestacción (Martín de Marco) un corto realizado en 48 hs. sobre un chico con problemas de muela jodidos, que estan complicando su vida cotidiana, cae a un consultorio odontológico de terror... o no. El dentista la rompe actuando, yo no me atendería con él de cruzarlo en la vida real. Cerró el primer bloque Cambiante, de Luis Flores: música clásica, una pesadilla y una pareja que deja más a la imaginación que lo que muestra, pero muy efectivo a la hora de sugestionarte.
El segundo bloque arrancó con Somnium imago mortis (Luis Lambert), otro microrelato, en este caso ambientado en un quirófano, que logra generar un nuevo trauma a todos los que le tenemos miedo al bisturí. Foetus Sanguinem arranca con una pareja joven y angustiada que llega a una casa donde los recibe una señora. No sabemos de entrada a qué fueron, aunque tenemos ciertas sospechas que se van confirmando de a poco. Climas muy asfixiantes, ayudado por las luces bajas y una fuerte presencia religiosa. A continuación El cuerpo, de Nicolás Menna, construye una situacion de tension entre un grupo de delincuentes que fue más allá llevada al extremo. Me recordó a los personajes de producciones como Pizza, Birra, Faso pero en un relato mucho mas breve y conciso. Melian, una producción de la FADU (UBA) dirigida por Manuel Ramos, presenta a un personaje que sigue yendo a una casa porque parece tener algo que resolver. Juega con los limites entre la realidad y la ficción, la cordura y la imaginación, el presente y los recuerdos. Esa barrera difusa es justamente lo que genera un clima de desconcierto que desemboca en terror. El cierre de este bloque lo propició Reina de diamante (Adriel Refle), donde dos personajes escapan (en primera instancia no sabemos de qué o quién) en un mundo que parece estar abandonado. Se vive un clima post apocalíptico, que se va confirmado a través de ciertos elementos propios de la ciencia ficción y el cine de zombies. Gran parte se desarolla en un boque, a plena luz del día, pero aún así logra atrapar e inquetar.
El tercer bloque lo inauguró Desde el bosque, producido por Jedi Gris, donde Ema, una chica que está recién mudada al medio del bosque con su madre encuentra unas ramas atadas, como formando un muñeco. A partir de encontrarlo, comienza a experimentar cosas raras. Muy buen ejemplo de cómo puede resolverse una historia con apenas dos actrices. Luego fue el momento de Memento mori, un corto invitado del festival Nieve Roja: Un hombre camina por un bosque hasta que cae y se golpea la cabeza. Aprovecha muy bien los contraluces y los espacios abiertos. Qué es real y qué no respecto a lo que sucede después de ese golpe es la clave de la historia. Corto y contundente, The book (Leo Belletti) versa sobre un hombre atormentado por la lectura de la Divina Comedia y se convierte en un claro ejemplo de que no todos los cortos grabados en cuarentena tienen que tratar del aislamiento. Y para cerrar, Antes del invierno (Patricia Loyola y David Ibarra), un corto realizado en el marco de Matanza, vamos a filmar 2019, que arranca con un grupo de vecinos que nos pone al tanto que nos encontramos frente al aniversario de la desaparición de un chico del barrio. Con un flashback pasamos a conocer al chico en cuestión: un joven colgado y con aspiraciones musicales. Un misterioso muñeco de trapo que encuentra su hijo jugando en una plaza parece ser la clave de esta desaparición.
Propuestas muy diferentes, de origenes variados y con muy diversos estilos y recursos. Como siempre, las tandas de cortometrajes son excelentes termómetros para ver en qué andan realizadores experimentados y emergentes. Espero poder verlos todos en la próxima edición, y que sean por supuesto muchos más.
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